De las preocupaciones más comunes que tienen los padres con sus niños es si el patrón de evacuación que tienen es normal. Algunos piensan que tienen estreñimiento pero otros, por el contrario, piensan que padecen de diarrea.
Decimos que un niño tiene diarrea cuando tiene un cambio en el número de las evacuaciones pero más importante aún es el cambio en consistencia a blandas o líquidas. La mayor parte de los niños tiene episodios aislados de diarrea.
En promedio, un niño menor de 3 años puede tener de 1-3 episodios de diarrea al año. Agraciadamente, muchos de estos episodios resuelven solos y duran poco tiempo. Le llamamos diarrea aguda a aquellas que duran menos de dos semanas y crónicas a las que duran más de 2 semanas.
Por ejemplo, hay que explorar si su hijo estuvo en contacto con alguien enfermo con síntomas similares, si ha tomado antibióticos recientemente, si ha ingerido alimentos crudos, cuánto tiempo lleva con los síntomas, cuántas evacuaciones son al día, entre otras preguntas.
En muchas ocasiones, el historial nos sugiere un diagnóstico claro y no necesitamos laboratorios ni pruebas especiales. Los niños que presentan diarreas con sangre y/o diarrea severa con pérdida de peso considerable y signos de deshidratación como bajo nivel de actividad, labios resecos, disminución en orina, ameritan evaluaciones más cuidadosas incluyendo muestras de excreta, sangre y estudios radiológicos.
Los pacientes con diarrea crónica con frecuencia necesitarán estudios más avanzados como endoscopía y colonoscopía, en los que se utiliza un tubo finito con una luz y una cámara al final para mirar el sistema gastrointestinal por dentro y tomar muestras para ayudar con el diagnóstico y luego el tratamiento.
- Los niños que estén deshidratados, pueden hidratarse en la casa con agua y soluciones orales de re-hidratación.
- Cuidado con el exceso de jugos, ya que la cantidad de azúcar, sea natural de la fruta o añadida, podría empeorar la diarrea.
- Aquellos que no respondan en la casa, necesitan ir a sala de emergencia para recibir hidratación intravenosa.
Las diarreas virales resuelven por sí solas sin medicamentos específicos.
Por otro lado, las bacterianas en ocasiones van a necesitar tratamiento con antibióticos, mientras que las causadas por parásitos siempre necesitan tratamiento antiparasitario.
– Los niños que no estén vomitando ni deshidratados, pueden seguir comiendo y tomando leche.
– Los infantes pueden seguir tomando fórmula o leche materna.
– Estudios científicos han comprobado que comer una dieta regular según tolerada puede acortar el tiempo de enfermedad. A algunos les va mejor ingiriendo porciones pequeñas pero frecuentes.
La manera más efectiva de prevenir que se contagien otros miembros de la familia es enfocándose en buena higiene, en particular lavado de manos y lavar la ropa y ropa de cama que se haya ensuciado. La vacuna de rotavirus es otra herramienta muy importante para la prevención de diarrea, ya que éste es uno de los virus que comúnmente causa diarrea en niños.
El pediatra puede recomendar referir su hijo a un especialista, el gastroenterólogo pediátrico, cuando la diarrea es crónica, presenta sangre en la excreta, hay un historial familiar de condiciones crónicas gastrointestinales, y/o tiene síntomas como pérdida de peso, pobre crecimiento en estatura, entre otros síntomas preocupantes.
- Definición: diarrea es tener evacuaciones blandas oo líquidas muy frecuentes
- Causa: infecciones en su mayoría • Complicación: deshidratación
- Tratamiento: líquidos de re-hidratación por boca y a veces por vena en el hospital
- Mantenga un diario de síntomas donde anote el número de evacuaciones, los alimentos que ha ingerido y algún síntoma adicional que tenga. Esta información será de mucha utilidad para el pediatra y el gastroenterólogo pediátrico.