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Huracanes, terremotos y pandemia: estrés post-traumático en niños y adolescentes

By February 17, 2021 No Comments
Por: Gabriel Hernández Beauchamp, MD

Varios factores pueden afectar como los niños van a responder a los desastres. La manera en que los niños ven e interpretan la reacción de sus padres es muy importante. Los niños y los adolescentes van a desarrollar sus destrezas de acoplamiento de muchas formas, una de las más importantes es por modelaje. Se dan cuenta de cómo los padres se preocupan y se vuelven más sensitivos a esto durante momentos de crisis. Es importante que los padres le admitan a los niños que están preocupados y a la misma vez le muestren las destrezas y herramientas que usan para enfrentarse a la crisis. La severidad y magnitud de un evento también va a influenciar cómo reaccionan los menores, particularmente si algún familiar o amigo fallece, si la casa o la escuela sufren daños y cualquier situación que altere la rutina y el diario vivir de los menores.

La edad del niño es otro factor que afecta la forma de reaccionar ante una crisis o un desastre.

Por ejemplo, una reacción en un niño de 7 años podría ser el no querer ir a la escuela. En cambio, un adolescente pudiese demostrar desinterés o falta de preocupación ante el evento, más podría tornarse irritable y discutir frecuentemente con sus padres o encargados. También pudiese verse afectado su desempeño académico.

Es importante proveerles un espacio en el cual los niños se puedan sentir tranquilos haciendo sus preguntas y que éstas sean contestadas con honestidad, ya que esto pudiera afectar la confianza entre los menores y los cuidadores. Se deben utilizar palabras y conceptos que los niños puedan entender y explicarles de acuerdo a la edad y nivel de desarrollo. Los padres deben estar preparados para repetir la información y brindar explicaciones en múltiples ocasiones de ser necesario. Para los niños, la información puede ser difícil de aceptar o entender, por lo que hacer las mismas preguntas en múltiples ocasiones puede ayudarles a sentir seguridad. Se debe procurar hacerles sentir sin hacer promesas irreales. Los niños se les puede decir que están seguros en sus casas pero no seria adecuado prometerles que no van a ocurrir casos de la enfermedad en su comunidad.

Es importante recalcar que los niños y los adolescentes aprenden observando a sus padres y cuidadores y durante una pandemia.

Por tanto, van a estar muy interesados en ver cómo los padres procesan las noticias diarias y las conversaciones relacionadas con la emergencia. Los niños y adolescentes que han experimentando enfermedades serias o pérdidas en el pasado van a estar más vulnerables a noticias y reportajes relacionados a enfermedades o muertes. Estos menores pueden necesitar más apoyo y atención.

Después de desastres naturales y eventos traumáticos, los menores pueden desarrollar Trastorno de Estres Post-traumatico (o “PTSD – Post Traumatic Stress Disorder”), una serie de síntomas que pueden ser resultado de haber experimentado, haber sido testigo o haber participado de un evento traumático o aterrador, en el cual los menores pueden percibir que su seguridad o la de un ser querido pudiera estar en peligro.

Los niños con “PTSD” pudiesen desarrollar episodios repetitivos en los cuales vuelven a experimentar síntomas asociados al trauma del evento. Los niños tienden a revivir las experiencias traumáticas repitiéndolas durante el juego, o pudieran desarrollar pesadillas de monstruos o de situaciones donde se encuentran en peligro.

Algunas señales de alerta en el comportamiento de los niños y adolescentes pudieran ser:

  • Negarse a volver a la escuela y tornarse más apegado a padres o cuidadores (a veces actuando casi como una sombra del cuidador principal en el hogar)
  • Miedo persistente relacionado al evento (como la separación permanente de sus padres).
  • Cambios en el patrón del sueño (pesadillas, gritar dormido y orinar la cama, entre otros, que persisten por varios días después del evento)
  • Asustarse fácilmente o estar nervioso.
  • Quejas físicas (dolor de estómago, dolor de cabeza, mareos, entre otros) sin una explicación o causa física.
  • Problemas de concentración y aumento de irritabilidad. • Aislarse de su familia y/o amigos, tristeza, falta de interés o disminución en sus actividades diarias y preocupación con los eventos del desastre.
  • Problemas del comportamiento. El niño, por ejemplo, pudiera portarse mal en la escuela o en la casa de una manera que no es típica para el niño.

Los menores con historial previo de condiciones de salud mental como depresión y ansiedad pueden estar más vulnerables a desarrollar recaídas y/o complicaciones, como el “PTSD”.

La evaluación y tratamiento para los niños afectados por un desastre natural o una pandemia (especialmente si han presenciado destrucción, heridas o muerte) puede ayudar a prevenir o a minimizar los sintomas asociados al “PTSD”.


Referencias:

1. American Academy of Child and Adolescent Psychiatry. Helping Children After A Disaster aacap.org/App_Themes/AACAP/docs/facts_for_families/ 36_helping_children_after_a_disaster.pdf 2. American Academy of Child and Adolescent Psychiatry. Practice parameters for the assessment and treatment of children and adolescents with posttraumatic stress disorder. J Am Acad Child Adolesc Psychiatry. 1998; 37: 4S-26S 3. Brown, Adam & Laitner, Christina. (2014). Care of Children Exposed to the Traumatic Effects of Disaster, Jon A. Shaw, Zelde Espinel, James M. Shultz. American Psychiatric Publishing, Arlington, VA (2012). Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry. 53. 590–592.

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