Vivimos en una época donde hay mayor acceso a la información, los niños/as y jóvenes están más empoderados y hay mayor conocimiento de nuestros derechos. No obstante, muchas de las cosas que se le ofrecen, siguen siendo privilegios. El celular, el acceso a las redes sociales, la marca de los zapatos favoritas y los horarios para regresar a la casa; son algunos de los premios que pueden recibir por exhibir la conducta que se espera, y no constituyen una obligación.
La Ley Núm. 246 del año 2011: Ley para la Seguridad, Bienestar y Protección de Menores, nos ayuda a identificar cuáles son las responsabilidades de mamá y papá. De esta forma, es más fácil conocer cuáles son los derechos de los hijos/as y cuáles son sus privilegios.
La disciplina no es maltrato, poner reglas y límites claros tampoco lo es. Mantener la firmeza mientras se utilizan las reglas de cortesía permite desarrollar un hogar sano, con expectativas claras y un ambiente armonioso. De la misma forma, el maltrato no es disciplina. Nunca estrategias para modificar la conducta pueden ser crueles, humillantes, agresivas y poner en riesgo el bienestar físico y emocional de un niño/a.
Ahora que está claro la diferencia entre el maltrato y la disciplina se puede preguntar ¿Estoy cumpliendo con mis tareas como madre o padre? Si es así, todo lo demás que le ofrece son privilegios. Entonces, adminístrelos sabiamente y comience a asignar los paseos, la Tableta, las salidas a comer o al cine, la televisión y el tiempo de juegos electrónicos; como privilegios cuando se observe la conducta esperada.