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Consecuencias de un desastre natural en niños y adolescentes: ¿Qué hacer después?

By February 27, 2020 No Comments
Por: Melanie Hernández, MS

El 20 de septiembre de 2017, el huracán María tocó tierra en Puerto Rico, impactando a todos los residentes y provocando graves consecuencias. La Isla ya estaba sufriendo la devastación causada por el huracán Irma, dos semanas antes. Aquellos que experimentan un desastre natural tienen un mayor riesgo de desarrollar condiciones psicológicas y/o exacerbar problemas médicos y de salud mental preexistentes. Esto también es cierto para los niños y adolescentes antes, durante y después de cualquier desastre natural. Debido a una variedad de desastres naturales, niños han sufrido las muertes de seres queridos y la pérdida de sus posesiones y mascotas más preciadas. Las tormentas destruyen centros de cuidado infantil y las escuelas. Muchas veces los padres tienen menos recursos para ayudar a sus hijos después de la tormenta. Tanto los menores como los cuidadores son propensos a desarrollar sintomatología del trastorno por estrés postraumático.

Los resultados de una encuesta en una escuela pública administrada a 96,108 estudiantes demostraron que el 83.9% presenciaron casas destruidas, el 57.8% tuvo amigos y familiares que se fueron de la isla, el 45.7% sufrió daños en sus propios hogares, el 32.3% experimentó falta de comida y agua, el 29.9% pensaron que sus vidas estaban en riesgo, y el 16.7% informó que no tenía electricidad 5 a 9 meses después del huracán. Además, el 7.2% experimentó sintomatología del trastorno por estrés postraumático (Orengo-Aguayo et.al., 2019). A finales del año 2017, casi la mitad de los residentes de Puerto Rico aún no tenían electricidad, y los esfuerzos de restauración tardaron casi un año en completarse.

¿Qué podemos hacer luego de un desastre natural?

Identificar las pérdidas que han tenido los menores. Estas pérdidas pueden incluir amistades, familiares, mascotas, hogares, posesiones, empleos o lugares significativos como escuelas e iglesias.

Identificar los niños y adolescentes que presentan mayor riesgo de daño psicológico y planificar intervenciones apropiadas. Estas intervenciones pueden incluir intervención en crisis o psicoterapia (individual, grupal o familiar).

Mantener contacto con padres, maestros, tutores legales u otras personas significativas para el menor para que puedan trabajar como equipo para el bienestar del niño.

Realizar actividades luego del desastre natural con el propósito de promover la sanación emocional como, por ejemplo:

Exponer a los menores a discutir eventos relacionados al desastre natural

Promover estrategias de afrontamiento saludables

Fortalecer apoyo social

Proveer actividades que promuevan la discusión del evento, la expresión de emociones y su manejo.

Enfatizar la resiliencia de los menores.

Ofrecer servicios de salud mental.

Realizar ejercicios de respiración y atención plena

Utilizar el arte

Utilizar la escritura

Implementar la terapia de juego

Implementar lo que se conoce como Primeros Auxilios Psicológicos (PFA): prestar atención al menor, ofrecerle apoyo, evaluar necesidades y preocupaciones, satisfacer necesidades básicas (ropa y comida), reconfortar y tranquilizarlo, protegerlo, ofrecer esperanza y seguridad, y ayudarlo a acceder información, servicios y apoyo social.

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