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Mi bebé tiene unos brincos raros ¿Me debo preocupar?

By January 22, 2021 No Comments
Por: Janice Rodríguez Hernández, MD

Los bebes tienen muchos movimientos que en ocasiones asustan a sus cuidadores. Estos movimientos a veces pueden ser totalmente normales del desarrollo, pero en algunos casos pueden ser movimientos que reflejen algún tipo de convulsión. Ciertamente, siempre que hay una sospecha de algún movimiento anormal, hay que hacer una evaluación más detallada.

Son convulsiones que provocan que los músculos de los brazos y las piernas se vuelvan rígidos e inclinen la cabeza del bebé hacia delante o que la cabeza este inclinada hacia atrás con los brazos y las piernas estiradas. Dependiendo del movimiento que realice el infante se categorizan en espasmos flexores o espasmos extensores.

Los espasmos suceden repentinamente y duran uno o dos segundos. En su mayoría ocurren cuando el bebé está quedándose dormido o al despertarse. Los espasmos pueden presentar de manera aislada y luego comienzan a ocurrir en grupitos o ramilletes. Muchas veces los padres los describen como unos sobresaltos exagerados. Con frecuencia se pueden confundir con cólicos, reflujo gastro-esofágico o hipo.

Los bebés afectados por este síndrome luego de tener este tipo de convulsión lloran o se ponen irritables. Los papás lo describen como si se asustaran, causando una gran preocupación en sus cuidadores.

En el 90% de los casos afecta a infantes menos de un año. Usualmente la edad de comienzo oscila entre tan temprano como a los dos meses hasta los 20 meses. El promedio de edad de comienzo fluctúa entre los 6 a 7 meses de edad.

Los espasmos infantiles, lamentablemente, suelen tener un impacto negativo en el desarrollo del infante y se caracterizan por producir una pérdida de habilidades (como el balbucear, sentarse o virarse).

La causa de los espasmos infantiles es variable y heterogénea. Su clasificación va a depender directamente de la etiología. Dependiendo de la causa es el tratamiento que se recomienda. En su mayoría ocurren por alguna predisposición genética o por alguna anomalía de la estructura cerebral.

Las causas de estos pueden incluir:

  • Problemas metabólicos o enzimáticos: esto tiene que ver con la forma en que el cuerpo procesa sus propios químicos.
  • Desarrollo anormal del cerebro: problemas de desórdenes de migración, historial de asfixia neonatal o historial prematurez extrema.
  • Trastornos genéticos (tales como síndrome de Down, el complejo de esclerosis tuberosa o algunas condiciones genéticas)

Un estudio multicéntrico- prospectivo demostró que los paneles de epilepsia genética son el estudio que puede identificar cerca del 31 % de las causas de espasmos infantiles.

Cuando hay sospecha de espasmos infantiles una de las primeras cosas que usted como padre debe hacer es grabar con su teléfono celular el movimiento que esté haciendo su hijo. El próximo paso, luego de ser evaluado por su pediatra, es hacer una prueba de suma importancia, llamada electroencefalograma (EEG.) En este estudio se estarán midiendo las distintas ondas cerebrales de su hijo.

Para realizar este estudio se colocarán unos pequeños electrodos que transmitirán a una computadora la actividad cerebral. El EEG no produce ningún dolor y es bien tolerado en los pacientes. El EEG dura al menos 30 minutos. En este estudio se evalúa si la actividad es normal o anormal y si hay algún patrón asociado a los espasmos infantiles. Usualmente este síndrome está asociado con un tipo específico de actividad cerebral llamada hipsarritmia. Este patrón representa una desorganización en la actividad cerebral y tendencia a tener espasmos infantiles.

Usted y el neurólogo infantil de su niño decidirán el mejor tratamiento. Por lo general, el tratamiento comienza muy rápidamente después del diagnóstico. El objetivo de la terapia es detener los espasmos y las ondas cerebrales anormales lo antes posible.

La primera línea de tratamiento para espasmos infantiles lo son el ACTH, una hormona que se administra mediante inyecciones intramusculares y, la prednisona.

Las primeras dosis se dan en el hospital para poder monitorear efectos secundarios como lo son: alta presión o descontrol de azúcar. Este tratamiento dura alrededor de 6 semanas. La respuesta esperada a este medicamento debe ser resolución completa de los espasmos infantiles y mejoría en el electroencefalograma.

En casos de esclerosis tuberosa la primera línea de tratamiento es Vigabatrina. Para este tratamiento se requiere evaluación oftalmológica ya que puede causar reducción de los campos visuales.

Si en dos semanas el paciente no mejora se deben considerar otras opciones terapéuticas como lo es la dieta cetogénica.

Aunque logremos suprimir los espasmos infantiles muchos niños pueden desarrollar a largo plazo dificultades de aprendizaje y en el desarrollo. Un 60 % de los pacientes a largo plazo desarrollan otro tipo de epilepsia. Es importante tratar los espasmos infantiles con rapidez. Cuanto antes trate a su niño, más probabilidad tendrá de desarrollarse con más normalidad.

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